Running popular.
Y triatlón, montaña, natación, etc.

Este fin de semana ha habido un poco de todo: trail, carrera solidaria y maratón, mejor dicho, maratones, una en Vitoria-Gasteiz y otra en Barcelona. De momento, no tenemos noticias de los protagonistas de Barcelona. Seguro que en pocos días alguno se anima a compartir su experiencia con todos los socios.

Aquí va lo que nos cuenta Emilio Idoipe tras su participación en el trail Listorreta, en una distancia de 18 km; Nerea Caridad en su participación en la Carrera contra el Cáncer e Ignacio Pío Galdón en la maratón de Vitoria-Gasteiz:

 

Emilio Idoipe     Landarbaso

Trail      Listorreta (Rentería)     

8/05/2022        

Carrera de montaña /Mendi lasterketa

18KM                 

“Sabía que no iba a ser fácil, nula preparación en montaña, mala sensación durante la semana. Así que mi planteamiento fue el de disfrutar de cada rincón que me regalaba la carrera. Vistas del Añarbe desde Urdaburu, Donosti con su mar y la bahía de Pasaia desde Aldura, para terminar pasando por las Cuevas de Aitzbitarte. Precioso recorrido y la organización de 10. Los avituallamientos generosos en sitios estratégicos, aparte de una gente encantadora que no paraba de animar.”

 

 

Nerea Caridad 

Carrera contra el cáncer            

Donostia

8/05/2022        

Carrera en asfalto / Asfaltoan    <10K                   

“Carrera muy bonita, por la playa de la concha. Hoy quería probarme en la distancia de 5km a ver qué tiempo era capaz de hacer, sabía que no iba a ser fácil, pero la verdad es que he hecho MMP y no he sufrido tanto. He acabado muy contenta con el resultado y viendo a mis compañeros del Donostiarrak acabando en los primeros puestos.”

 

Ignacio Pío Galdos Murga          

“Maratón cercano, en Vitoria-Gasteiz, día inmejorable para correr: soleado pero sin calor, sin viento, y temperatura ideal (9-13º).

Pero esta crónica no empieza correctamente, y las cosas hay que hacerlas bien. La expedición del club la componemos Jon Ganzarain, Iñigo González, Fidel Pérez y yo. Esto no tendría relevancia de no ser por el pequeño detalle de que Iñigo y Fidel corrieron la durísima maratón de Madrid hace 15 días… ¿Superhombres? ¿Chalados? Ambas respuestas son correctas, pero la palabra que mejor les define es AMIGOS, ya que vienen para correr conmigo y ayudarme (Jon, como veremos, no necesita ninguna ayuda, él se lo guisa y se lo come…). Por tanto, y vaya por delante, mi agradecimiento infinito.

Quienes hayáis corrido este maratón sabéis que algunos tramos, muchos, son bastante desangelados. A pesar de algún intento por diseñar un circuito más amable, más o menos sigue igual, salvo algunos tramos por el centro, y tampoco es que haya multitudes… Pero sabiendo eso de antemano, no hay grandes problemas para quien, como es al menos mi caso, corremos la carrera concentrados y sin prestar demasiada atención a lo externo.

En fin, salimos a las 8:30 h de Mendizorroza con la idea de ir ganando algunos segundillos respecto a la liebre de 3 horas, que es la que tomamos como referencia. Fidel, que va a realizar la distancia de media maratón (aunque luego tendrá una reaparición estelar) nos marca un ritmo impecable y, por si fuera poco, se acerca a los avituallamientos y nos da agua. ¡Esto es calidad!

Poco a poco vamos sacando una pequeña ventaja y rodamos por polígonos industriales (hasta Gamarra primero, y luego hasta Gobeo), zona que a muchos se les hace monótona, pero que se ve muy bonita ya que poco a poco el sol va disipando los bancos de niebla que aún quedan. Tras esto, enfilamos la calle del Portal de Foronda y Avenida de Gasteiz para aproximarnos a la meta de la media maratón, en Mendizorroza. En ese momento, Fidel termina la media, y con él muchos corredores: Iñigo y yo (y ya bastante adelante, Jon, con quien en ocasiones nos cruzamos y a quien se ve más fresco que una lechuga del Goiherri) nos quedamos bastante solos. Vamos en 1:27:34 y vemos que tenemos que ser inteligentes y jugar con el colchón que nos hemos ganado. De modo que la estrategia queda clara. ¡Qué fácil se programa todo! Luego, cumplir cuesta un poco más…

En todo caso, seguimos a un ritmo bastante regular por una zona algo difícil, con curvas y pequeñas cuestas, pero mantenemos todo bajo control. Incluso nos damos cuenta, en el kilómetro 28, que nos estamos desgastando demasiado al seguir al corredor que nos precede (marcamos 4:04 en el kilómetro): nos decimos que “a dónde vamos”, y bajamos un poco el ritmo.

Seguimos y seguimos, y volvemos a pasar por la salida (que luego será la meta) en el kilómetro 32. Es aquí donde Fidel nos había anunciado su reaparición para llevarnos hasta el final, siempre y cuando se hubiera recuperado del esfuerzo de la media. ¿Aparecerá? ¿O, lo que es más lógico, al enfriarse se habrá dado cuenta que volver es un disparate, más aún después de la paliza de Madrid, donde paró el crono en nada menos que en 2:55…?

Aparece. Tremendo. Sin palabras. SUPER-FIDEL. ¡Por eso la afición le adora!

De modo que se pone en cabeza, dispuesto a ayudarnos. Pero en este momento Iñigo decide bajar un poco el ritmo con el objetivo de llegar en menos de 3 horas. Lógico: yo en su lugar, no es que no estaría en Vitoria, sino que todavía estaría recuperándome de la paliza de Madrid.

Y ya no hace falta que cuente lo que cuesta vencer cada kilómetro desde el 33 ó 34, a pesar de la ayuda y ánimos constantes de Fidel. Lo sabemos todos, ¿verdad? Un infierno, pero es a lo que venimos. No hay queja posible. Seguimos rodando, yo ya muy castigado e intentando jugar con la ventaja adquirida, hacer parciales decentes, no tener problemas musculares y por encima de todo, no explotar empezando a meter kilómetros a 5:00 ó más, lo que hubiera dado al traste con todo lo conseguido.

 

Kilómetros 34, 35, 36, 37, 38, 37 (¿quién ha dado la vuelta a la carretera? Ah, no, esto es sólo una alucinación producida por el agotamiento…), 39, 40, 41…y sí, 42, con sus 195 kilómetros de propina. Cruzo la meta en 2:58:49, mejorando en más de un minuto mi mejor tiempo, en Donostia en 2019, y literalmente no puedo dar un paso más, creía que me caía de maduro en la recta de meta. Poco después, unos segundos antes de las 3 horas (2:59:54), llega Iñigo y ofrece la que probablemente será una de las imágenes de la carrera: se arrodilla y luego posa su frente en el suelo justo al pasar la meta. Algunos fotógrafos captan el momento, de una emoción enorme, y supongo que veremos la foto en diferentes medios.

Se acercan Fidel y Jon, que sigue en plan “lechuga del Goiherri”, a pesar de haber marcado el tiempazo de 2:51:01, y ser el 11º en la clasificación general. Me mareo sólo de saberlo, qué barbaridad. ¡Que me abaniquen…!

Bueno, vamos llegando al final de la crónica. Comemos algo, nos duchamos, y cogemos el coche para volver a Donostia (Jon estaba en un hotel con la familia), felices y contentos. Como bien decía Fidel en su crónica de Madrid, todo esto se originó un poco a lo tonto, cuando en enero Usandi, Santi, Gari, Mikel Artola, Jon, Iñigo, Mario y yo empezamos a acompañar a Fidel en sus entrenos para Madrid, a donde iba a ir a finales de abril con Alazne. Sin ninguna intención ni objetivo…pero las cosas se fueron liando poco a poco (hay que reconocer que somos fáciles de liar…) y Fidel terminó con Iñigo y Mario en Madrid, y luego nos hemos visto en Vitoria Fidel, Iñigo, Jon y yo, como quien no quiere la cosa…. Una bonita historia de amistad, deporte, sufrimiento compartido y, en el caso de Fidel e Iñigo, algo de chaladura.

Por mi parte, gracias, Fidel, sin tu ayuda en los últimos 10 kilómetros, me hubiera hundido, aparte de que el sufrimiento hubiera sido aún mayor. Has sido mi ángel de la guarda, especie muy habitual en el ecosistema de este bendito club (mi otro ángel de la guarda es Usandi), y por ello te estoy infinitamente agradecido. Gracias, gracias, gracias, y por si no se me entiende bien, GRACIAS.

…y ahora, a por la próxima carrera, porque como es bien sabido… ¡NO QUEDA NADA!"

 

¡Quedamos a la espera de noticias de Barcelona!